La mitología esconde la presencia fugitiva de muchas damas acuáticas. Entre ellas hay una que se destaca sobre el resto: la Dama del Lago. El mito de la Dama del Lago tiene demasiadas variantes y tangentes en la mitología celta. Sin embargo, todos ellos confluyen en un personaje central del Ciclo Artúrico. Se la conoce como Viviana (Viviane), aunque su nombre original tal vez haya sido Niniana, Nimue o Ninie. Algunos sostienen que es un Hada, un Elemental, una Ondina, pero lo más probable es que encarne una de las últimas prolongaciones legendarias de viejas historias paganas acerca de hechiceras de inconmensurable poder. Como toda criatura mítica que valga la pena conocer, la Dama del Lago es tanto un personaje benévolo como un agente hostil con el hombre, es decir, una representación de la naturaleza como dadora y segadora de vida.
Su nombre, Viviana, plantea numerosas dudas acerca de su pasado. La variante Nimue tal vez esté relacionado con Mnemósine, aquella madre de las musas en los mitos griegos. Su buscamos una raíz celta debemos mencionar el nombre Niamh, presente en el río Ninian en la bretaña continental. El nombre Viviana (Viviane) ofrece otras interpretaciones. Algunos sostienen que proviene de Coviane, es decir, de una antigua diosa celta de las aguas tranquilas llamada Coventina. Este nombre es una latinización de Gwendoloena, la esposa del mago Merlín. Otros mencionan la posibilidad de que Viviana derive directamente de la diosa Diana.
La Dama del Lago era tanto una guardiana de las aguas como una intermediaria entre los hombres y el mundo acuático. Se la intuía en el movimiento impredecible de los manantiales, y no era extraño que se la adorara mediante ofrendas florales. Su culto se extendió por toda la bretaña, incluso muy cerca de la dominación romana. A pocos kilómetros de la Muralla de Adriano, en Carrawburgh, se han encontrado pruebas de su culto en un viejo estanque seco. Cuando el mito se diluyó a causa de la opresión cristiana, la Dama del Lago se recluyó en las tempestuosas aguas de la literatura. Su primera aparición se produce en el siglo XII gracias a Chrétien de Troyes y su: Lancelot, el Caballero de la Carreta (Lancelot ou le Chevalier de la charrette), fechado en 1181. Si bien allí no se menciona su nombre, sus características bastan para identificarla, ya que aparece como protectora (o hada madrina) de aquel miembro de la mesa redonda.
Obras subsiguientes nos permiten trazar una breve biografía de la Dama del Lago.
Fue nieta de un antiguo rey de Northumberland, aunque su destino era la magia. El mago Merlín se enamoró perdidamente de ella, y la instruyó en los arcanos de la magia pagana. Fue así que la Dama del Lago, siguiendo órdenes de Merlín, raptó a Lancelot cuando este era apenas un niño y lo llevó a vivir con ella en su palacio bajo las aguas.
Cuando el joven creció lo llevó a Camelot, la capital del reino de Arturo, y ella misma lo ordenó caballero, cuestión que causó cierta controversia ya que solo el rey estaba autorizado a realizar el ritual. Chrétien de Troyes comenta que la Dama del Lago le entregó un anillo mágico a Lancelotcuyo poder era profiláctico. Con él en su dedo índice sería invencible tanto en la guerra como en el amor. Felizmente para la corte de Arturo, Lancelot ganó muchas batallas y venció a muchos enemigos poderosos; pero la doble faz de aquel anillo fatídico también lo volvía irresistible para las mujeres, entre ellas, Ginebra, la esposa del rey; con quien mantuvo una sucesión de encuentros clandestinos que pronto se transformaron en un romance tormentoso.
Podemos pensar que la naturaleza dual de la Dama del Lago hace que cada don que otorgue tenga también su costado oscuro. Y no solo eso, como criatura de la naturaleza sus intereses exceden lo meramente humano. Entre sus actitudes incomprensibles para el rey, aunque seguramente lógicas, se encuentra el rapto y encierro del mago Merlín.
Aprovechando su influencia sobre el mago, y sobre todo los poderes que él le había confiado, la Dama del Lago lo indujo a un sueño extraño y prolongado. En La muerte de Arturo (La mort d'Arthur), de Thomas Malory, se comenta que en este punto ella lleva a Camelot la legendaria espada Excalibur y a cambio de ella exige la cabeza de Sir Balin. Esto sin dudas es un malentendido o una versión libre de Malory. El nombre de la espada, Excalibur, es una palabra latina: Ex Calibe, es decir "sacada de la piedra.
Pero todas estas actitudes desconcertantes de la Dama del Lago tienen su explicación. Ella simboliza la antigua unión de los pueblos del norte con sus deidades primitivas, y como tal opera en favor de prolongar esa unión y no sobre asuntos de importancia inmediata. La Dama del Lago induce a Merlín al sueño pues éste debe despertar en el futuro para allanar el camino del retorno de Arturo y el reino de Camelot -esta profecía fue bellamente retratada por C.S. Lewis en su novela: Esa horrible fuerza (That Hideous Strenght)-; incluso el propio rey debe abandonar el mundo mortal y sumergirse en las aguas pacíficas que lo llevarán a la isla de Avalon, la Tierra de los Manzanos; donde aguardará hasta que las antiguas criaturas sobrenaturales que habitaron las islas británicas finalmente lo convoquen. La última aparición de la Dama del Lago es, también, la última escena del Ciclo del Grial. Cuando Arturo desapareció, y Merlín se encontraba en su sueño inmemorial, los caballeros de la mesa redonda, terriblemente acongojados, fueron hasta las márgenes de sus aguas para llorar su desventura.
Entonces, blanca como las plumas del cisne, una mano femenina emergió de las aguas, justo en el centro del lago. Galahad, el más noble y puro de los caballeros, entendió que aquello era una señal. Arrojó a Excalibur sobre las aguas cubiertas por una fina alfombra de niebla. La Dama del Lago la tomó en el aire y se sumergió con ella. Se dice que retornará cuando los días se desgasten y las viejas criaturas paganas se agiten bajo sus túmulos.
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