En la mitología eslava, Perún (Perún o Parom en eslovaco) es el dios supremo del panteón, dios del trueno y del rayo. Sus otros atributos son la montaña, el roble, el águila, el firmamento (en las lenguas indoeuropeas este concepto tenía el sema de cielo de piedra), el caballo y el carro, como armas tenía el martillo, el hacha y la flecha. Era también el dios de la guerra y del fuego. En un principio se le asoció con las armas hechas de piedra y luego con las de metal. Perún está relacionado estrechamente con el casi idéntico Perkūnas/Pērkons de la mitología báltica, con lo que podría ser una deidad que en su origen compartirían los pueblos bálticos y los eslavos.
En la mitología eslava, el mundo tenía forma de árbol sagrado, normalmente un roble, cuyas ramas y tronco representaban el mundo vivo de los cielos y los mortales, mientras que sus raíces representaban el sub mundo, reino de los muertos. Perún era el gobernante del mundo de los vivos, del cielo y la tierra, a menudo simbolizado por un águila posado en lo alto de la rama más alta del árbol, desde donde oteaba el mundo. En lo profundo de las ramas estaba emplazado su enemigo, simbolizado por una serpiente o un dragón: Veles/Volos, dios acuático del sub mundo, quien provocaba continuamente a Perún robándole el ganado, los hijos o la esposa. Perún perseguía a Veles por la tierra atacándole con sus rayos desde el cielo, pero Veles huía transformándose en varios animales o escondiéndose tras árboles, casas o personas. Dondequiera que alcanzaba un rayo, según las creencias populares, era un lugar tras el cual Veles se habría escondido. Al final, Perún se las arregló para matar a Veles o para devolverle a su sub mundo acuático (lo que, a efectos del mito, viene a ser lo mismo).
El dios supremo restablecía así el orden en el mundo tras el advenimiento de su caótico y ctónico enemigo. Podía entonces sentarse de nuevo en lo alto del Árbol del Universo y gritar orgulloso a su oponente en las raíces: Ңy, таm твое место, таm сабе бyдз! ("Ese es tu sitio, ¡quédate ahí pues!". Esta frase, tomada de un cuento popular bielorruso que narraba la lucha entre el Bien y el Mal, es un remanente del antiguo dicho que hacía referencia al mito. Para los eslavos, el simbolismo mitológico de un dios celestial que batalla contra su enemigo ctónico usando tormentas y truenos era extremadamente importante y desde Perún y Veles el concepto de "batalla cósmica" pasó a la versión cristiana en forma de lucha entre Dios y el Diablo.
El dios supremo restablecía así el orden en el mundo tras el advenimiento de su caótico y ctónico enemigo. Podía entonces sentarse de nuevo en lo alto del Árbol del Universo y gritar orgulloso a su oponente en las raíces: Ңy, таm твое место, таm сабе бyдз! ("Ese es tu sitio, ¡quédate ahí pues!". Esta frase, tomada de un cuento popular bielorruso que narraba la lucha entre el Bien y el Mal, es un remanente del antiguo dicho que hacía referencia al mito. Para los eslavos, el simbolismo mitológico de un dios celestial que batalla contra su enemigo ctónico usando tormentas y truenos era extremadamente importante y desde Perún y Veles el concepto de "batalla cósmica" pasó a la versión cristiana en forma de lucha entre Dios y el Diablo.
Perún era el dios del poder militar y físico, dios de la guerra, y como tal tenía una amplia gama de armas fantásticas. Se creía que los rayos eran piedras y las flechas de piedra. Según las creencias populares, la fulgurita y la belemnita, así como algunos restos de utensilios prehistóricos encontrados en el terreno, son restos de estas armas. Varios países eslavos denominan a estos restos "piedras de Perún", "piedras del trueno" y "flechas de Perún"; otras denominaciones son "dedos del diablo", "dedos de Dios" y "dedos de la Virgen".
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