En el Leabhar Ghabhald se cuenta la llegada a Irlanda de sus distintos pobladores en cinco invasiones. La primera de ellas comienza con el Diluvio. La nieta de Noé, Ceasair, no fue elegida para estar en el arca. Viendo que le espera la muerte se hizo a la mar buscando la isla de la eterna juventud, a donde no llegaran las aguas del Diluvio. De esta forma se dirigió con tres hombres y cincuenta mujeres hacia España primero y luego desde Galicia hacia Irlanda, donde se sintieron a salvo. Pero las lluvias inundarían también Irlanda y ésta quedaría de nuevo deshabitada, cerrándose así el primer episodio de la ocupación de Irlanda.
El segundo viaje hacia Irlanda lo emprendió también un descendiente de Noé llamado Partholon doscientos años después de la muerte de Ceassair. Según el libro de las invasiones su lugar de origen era Sicilia, atravesó España y siguió por mar hasta Irlanda. La gente de Partholon permaneció en Irlanda durante trescientos años, pero después de ese tiempo murieron a causa de una epidemia. Treinta años después llegó el tercer asentamiento dirigido por Neimhidh. Partió de la zona del mar Caspio con treinta y cuatro barcos, pero sólo unos pocos arribarían las costas irlandesas. Al llegar a ellas se encontraron con los Fomoraibh, contra los que tendrían que luchar. Las constantes luchas y el miedo a las epidemias hicieron que el pueblo de Neimhidh se dispersara sobre la tierra abandonando Irlanda.
Pero doscientos años después unos pocos descendientes de Neimhidh, los Fir-Bolg, regresaron a la isla. Se asentaron en ella y la dividieron en reinos. Pero la paz no duraría mucho tiempo, ya que un nuevo pueblo, los “Tuatha de Danann”, los vencerían gracias a su brujería y se harían de este modo los dueños de Irlanda. Los “Tuatha de Danann” habían participado en la lucha entre los atenienses y los filisteos, ayudando a los primeros con sus artes mágicas. Pero la derrota de los atenienses les obligó a huir hacia el oeste, como los pueblos anteriores, en su peregrinaje pasaron por España. Gracias a su poder sobrenatural su dominio de la isla no sería puesto en jaque hasta que llegaron los hijos de Mil, el nieto de Breoghan.
El lugar original de este último pueblo que invadió Irlanda era Asia o Oriente Medio. En el manuscrito se menciona el reino de Scithia. Estuvieron en Egipto durante la época de cautiverio del pueblo de Israel y también durante su liberación. Luego pasaron a Creta y a Sicilia, y por último a España, donde se asentaron un tiempo. En la península tuvieron que luchar contra los Toisiona, los Bachra y los Longbardaib, a cuales vencieron haciéndose los dueños del país. Brath fue su caudillo y se le considera descendiente de Noé. Brath tuvo un hijo que será conocido como un bravo guerrero. Su nombre ha pasado a la historia, ya que es Breoghan, al que se menciona, por ejemplo, en el himno gallego. Según la historia Breoghan construyó un ciudad llamada Brigantia, que se supone es La Coruña, y en ella puso una torre mirando al mar. Se cree que esta torre se hallaba en el mismo lugar donde hoy está la famosa Torre de Hércules.
Dos de los hijos de Breoghan serán los responsables de llegar a Irlanda, Ith y Bile. Éste último será el padre de Mil, cuyos hijos conquistaran Irlanda venciendo la magia de los Tuatha de Danan. Bile tuvo un hijo llamado Golamh, que viajó en primer lugar a la tierra de los escitas griegos, de donde procedía la tribu. Allí trabó amistad con el rey, Reffloir, y se casó con su hija, Seng. Pero Reffloir se dio cuenta del poder del joven guerrero y le desafió a un duelo, que perdió. Golamh tuvo que marcharse ante las amenazas de los seguidores del rey. Se llevó consigo a los dos hijos que había tenido con Seng, aunque ésta permaneció junto a su padre herido de muerte. En su vieja de vuelta pasó por Egipto, donde el faraón le ofreció su hospitalidad y la mano de su hija, Scota. Golamh se quedó en las tierras del Nilo ocho años y allí tuvo dos hijos más, Emher y Aimirgin. Este último será el primer poeta que tuvo Irlanda. Después de estos años Golamh y Scota con sus hijos regresaron a España.
Creditos: detectivesdelahistoria.es
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